/ junio 11, 2020/ Ciudad de Guatemala, Espiritual, Misión, Villa Nueva

La celebración por el Sagrado Corazón de Jesús, tiene como motivo conmemorar el mismo corazón, amor y persona de Jesucristo, enfocados en su pasión y muerte para “crecer” en Él.

Su origen se estima aproximadamente en el siglo XI y XII, una época donde muchos fieles meditaron sobre el “costado y corazón abierto de Jesús”, el cual se presenta como signo de su amor, vinculado a la vida misma de Cristo. Un corazón que simboliza la bondad de Dios hacia sus hijos.

En esta historia es importante resaltar el papel de Santa Margarita María de Alacoque, quien tuviera diferentes visiones de Jesús – durante los años de 1672 a 1675 en Francia – quién le hablaba de este gran amor y que debía compartir ese mensaje a la humanidad.

Devoción histórica

Una de las visiones, conocida como la “Gran Aparición”, fue reveladora de la solicitud por parte de Jesucristo para celebrar al Sagrado Corazón. En esta revelación, Sor Margarita presencio el mismo corazón rodeado de las llamas del amor, coronado con espinas y la característica herida, acompañado de una cruz que salía de su interior.

En ese momento le fue dicho: “He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor.”

Partiendo de esas palabras, Jesucristo explica la esencia de esta devoción, como reparación por las fallas de la humanidad hacia su sacrificio redentor en la cruz. Sin embargo, parte de la adoración al mismo amor de Jesús hacia nosotros, devolver amor donde ofrecen amor.

Camino por la historia

Luego del fallecimiento de Sor Margarita en 1690, esta devoción cobró mayor presencia y popularidad, sin embargo la Iglesia dedicó una amplia investigación para corroborar estas visiones y aparicones.

En el año 1765 se oficializa su celebración en Francia y casi 100 años después, en 1873, el Papa Pio IX aprueba la devoción formalmente. Finalmente, en julio de 1899 el Papa León XIII extiende la recomendación a los obispos del mundo la celebración en sus diócesis.

Este mes se consagra al Sagrado Corazón de Jesús, por lo que debemos demostrar a través de nuestras acciones el amor de Cristo, entregarle a la humanidad lo mismo que el nos dio.

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