Las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, están de fiesta durante el mes de noviembre por el 50 aniversario de presencia en Guatemala, periodo en el cual han contribuido a cambiar la vida de muchas personas.
Las MSC dedican su vida, en palabras de su fundadora Santa Francisca Cabrini, a llevar el amor de Cristo al mundo, materializando esa idea a través de espacios dedicados para la formación religiosa, vivir su fé en Dios, programas de atención para la salud integral de las personas con servicios médicos y programas de desarrollo dirigido a niñez, adolescencia, mujer y adulto mayor de sectores clave en el país.
Tal es el testimonio de Lourdes Pérez, quien desde hace 10 años es integrante de la pastoral juvenil “Hijos del Sagrado Corazón de Jesús” coordinada por las Hermanas Misioneras, resaltó la importancia de este 50 aniversario para la comunidad.
Además, añadió que “Madre Cabrini es un ejemplo para mi, es una mujer virtuosa que ha realizado un proyecto enorme. Como grupo juvenil tomamos su testimonio como base, pues ella es quien arranca esta misión, sin ella y su legado a través de la congregación, nuestra comunidad no tendría esta contribución.
Las MSC han contribuido a cambiar vidas de las personas a través de los diferentes proyectos con las comunidades, prueba de esto es Floridalma Fuentes, quien trabaja con ellas desde su llegada a la Aldea Bárcena hace más de 20 años.
“Estoy muy agradecida con las Misioneras, pues logre gracias a ellas a desenvolverme, me enseñaron a romper barreras, a descubrirme y ser consciente de mis capacidades. Que Dios derrame bendiciones sobre ellas, para que puedan ayudar a más personas como lo han hecho conmigo” culminó Fuentes, quien comenzó como integrante de los programas formativos dirigidos a la mujer en los años noventa.
En la misma línea, Victoria Chávez, quien labora como enfermera en el centro de atención de colonia La Reina en zona 6, enfatizó compartir el sentimiento de satisfacción con las Hermanas. Pues por primera vez en su carrera como enfermera, se siente llena de bendiciones en el trabajo, contribuyendo con la calidad de vida de las personas que necesitan estos servicios, además de tener la oportunidad de llevar amor a las personas como Madre Cabrini.
Finalmente, Carmen Rustrían, integrante del programa del adulto mayor del Dispensario San José, Obra Social Madre Cabrini expresó su alegría por las MSC, agradeciendo al mismo tiempo “todo el apoyo brindado a los vecinos para poder salir adelante”.
En este camino, las Misioneras han podido contribuir al cambio de diferentes vidas, con el apoyo también de las mismas comunidades, instituciones que han contribuido a diferentes proyectos y personal institucional comprometido en el desarrollo social.